Estimado Thomas Jefferson:
Siento mi descortesía, todavía no me he presentado, soy Rashil, uno de los seis hijos que tuviste con vuestra amante Sally Hemings, la media hermana de Martha Wayles su difunta mujer. Se podría decir que yo soy el hijo bastardo de un patriota y una esclava. Discrepo con usted en cuanto al tema que aparece en el segundo párrafo de la Declaración de la Independencia en donde dice: todos los hombres son creados iguales. Porque no lo lleva a cabo, se supone que cuando estas a favor de que la esclavitud debe desaparecer y que todas las personas somos iguales, seamos de color o no, tienes que mostrar interés y hacer desaparecer esta desigualdad empezando por el medio que le rodea.
He de recordarle que después de la muerte de su padre heredó unos 5.000 acres de tierra y decenas de esclavos. Y allí fue donde empezó la construcción de su mansión Monticello. Donde los ladrillos fueron moldeados, horneados y apilados por manos esclavas. Sin embargo adquiriste y vendiste a cientos de esclavos durante toda vuestra vida, siendo propietario de más de 600 esclavos, se podría decir que fue vuestra plantación de esclavos a lo largo de un periodo duradero de setenta años. Y cuando estabas endeudado gravabas a los esclavos con hipotecas, lo que hacía que no pudiéramos ser liberados hasta que usted Thomas Jefferson fuera libre de deudas, cosa que nunca alcanzo a cumplir. Nada más que pagabas a algunos esclavos en puestos importantes o a los que realizaban tareas difíciles, a los demás nos les pagabas nada. Aunque no hay constancia de que encargaras a esclavos el aprendizaje de gramática, varios hombres esclavizados en Monticello sabía leer y escribir.[
Me voy a centrar en algunas de vuestras frases que han quedado grabadas para la historia y que me gustaría que usted mismo se aplicara el cuento y viera que es muy fácil decirlo pero no llevarlo a cabo. Bueno como he dicho voy a decir una de sus frases, Los mejores momentos de mi vida han sido aquellos que he disfrutado en mi hogar, en el seno de mi familia. Me gustaría poder decir lo mismo, pero me temo que no puedo, yo no tengo un hogar, es más nunca lo he tenido. Mi madre y mis hermanos nacimos esclavos y esclavos moriremos, no tenemos nada más que los unos a los otros, Padre…. no tengo, solo por el hecho de que soy hijo de una esclava y porque usted no quiere reconocerme porque eso le afectaría a su cargo político y a su imagen, andamos de un lado para otro de mano en mano de dueño en dueño, como si fuésemos un trocito de pan.
Otra de las frases en las que me voy a centrar va a ser en la que dice: El hombre que no teme a las verdades, nada debe temer a las mentiras. Y tiene toda la razón, pero mientras decías eso, evitabas las verdades ladeando el tema de vuestra amante Sally Hemings y el tema de vuestros esclavos. Eso no es un acto de valentía.
Seguramente si usted no hubiera tenido la suerte de haber nacido de color y en una familia tan poderosa y rica, habría valorado más nuestra situación de los esclavos y hubiera vivido en su propia carne lo que es no tener nada y ser visto por la sociedad como animales. Y oír las palabras de tu propio padre que dicen las razas blancas y negras, igualmente libres, no pueden vivir en un mismo gobierno. Y verlo luchar por los derechos e igualdades de todos los esclavos, pero ver que a ti, esto no te servirá para nada.
Supongo que si tienes conciencia y remordimiento todo esto que he escrito habrá servido para algo, para hacerle ver de que Nunca he podido concebir cómo un ser racional podría perseguir la felicidad ejerciendo el poder sobre otros. Esta es una frase suya que me ha calado y creo que todo el mundo debería conocerla.
Enrique enhorabuena, eres el primer alumno en hacer una entrada en el blog de Historia. También enhorabuena a Rocío, bueno a los dos, por la carta.
ResponderEliminarUn saludo.